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A través de diversos lenguajes como el video, la ilustración, la serigrafía y la instalación, Daniela Henao proyecta “La Casa” como un espacio de contención de memorias y experiencias de vida.
Leitmotiv
Daniela Henao, artista plástica antioqueña, a lo largo de su creación artística ha estado interesada en la casa como concepto y necesidad. Dentro de una casa habitan no solo personas, sino historias y recuerdos que la van convirtiendo en un hogar, pues es a través del valor simbólico que hay en ellas que se puede definir la relación con el espacio físico y su forma de habitarlo.
Para el desarrollo de este proyecto, Daniela se sumergió en el Barrio La Iguaná de Medellín y realizó una investigación participativa en las casas de Nancy y Pilar; “Por las características que tenían las casas de estas dos mujeres, empecé a tener una curiosidad por como se relacionaban con ese espacio… las amas de casa y muchas mujeres, se dedican a las labores de cuidado, allí hay un montón de dinámicas y relaciones con el espacio doméstico… por ahí empezó mi interés, por ir a mirarlas y ver como ellas se relacionaban con sus casas.” nos relata Daniela.
El trabajo de campo de esta investigación duro alrededor de ocho meses, de visita en visita a las casas de Nancy y Pilar, Daniela fue tejiendo un fuerte vínculo con cada una de ellas, acompañándolas en sus labores de cuidado cotidianas, siendo testigo del trabajo que realizan al interior de estos hogares y la importancia que tienen estas labores no solo dentro del seno familiar, sino para toda la comunidad.
En algún momento nos hemos puesto a pensar ¿qué es lo que hace a una casa?; esa pregunta fue el derrotero para que Daniela empezara a detectar las dinámicas, gestos y relaciones que se dan en el habitar de estos dos hogares.
La historia de Nancy y Pilar es como la de muchas mujeres en este país; una historia de resiliencia, fortaleza y empoderamiento, que nos muestra la otra cara de la violencia y la desigualdad social, al recordarnos la importancia de la formación comunitaria de la población infantil en dichos contextos, y la relevancia de las prácticas de cuidado que ellas ejercen en pro del sostenimiento de la vida y como éstas pueden ser un verdadero eje de cambio y transformación social.
“Por las características que tenían las casas de estas dos mujeres, empecé a tener una curiosidad por cómo se relacionaban con ese espacio… las amas de casa y muchas mujeres, se dedican a las labores de cuidado, allí hay un montón de dinámicas y relaciones con el espacio doméstico… por ahí empezó mi interés, por ir a mirarlas y ver como ellas se relacionaban con sus casas.”
Casas sobre cosas
El barrio La Iguaná es un territorio de casas de invasión, o lo que se conoce como barrio irregular, junto a la quebrada que lleva el mismo nombre, cerca al centro de Medellín. La población que allí habita en su mayoría está en condiciones vulnerables, donde el comercio informal es su principal fuente de supervivencia. Muchas de las personas que viven en este barrio vienen desplazadas de sus lugares de origen, por cuenta del conflicto armado, la violencia y la emergencia social a causa de la inmigración.
Nancy es una de ellas, llego a la Iguaná muy joven en busca de unos familiares, pues vivía en un pueblo a dos horas de Medellín, pero luego del asesinato de su esposo quedo con sus dos hijos a la deriva y sin empleo. En esta situación decidió viajar hasta Medellín y en medio de su precaria situación y por consejos de familiares y allegados, decide emprender la titánica labor de hacer una casa con sus propias manos. El resultado de esta tarea es la casa que Daniela en su investigación-creación pudo retratar a partir de distintos dispositivos como la ilustración, el video, la poesía y la instalación.
En la ilustración “Casas sobre Cosas 1” vemos el oficio de Nancy; su carreta de reciclaje soportando la edificación de una casa construida a pulso, con la colaboración de amigos, familiares y allegados. “Pensar en una casa cuyos cimientos son el quehacer de su ama, la carreta es uno de los medios que permiten a Nancy subsistir con su familia, además por ella pasan muchas de las piezas que serán parte de la casa: muebles, utensilios, electrodomésticos y objetos varios que al ser encontrados comienzan a reescribirse con una nueva historia.” (Henao 2020)
La obra de Daniela es lúcida y sencilla, pues logra disectar con su mirada lo que hace a una casa, no solo desde la estética del espacio físico, sino desde el habitar dicho lugar, revelándonos ese mundo íntimo y simbólico que han ido construyendo estas dos mujeres con sus casas y lo que se teje al interior de ellas, dando cuenta también de los procesos de empoderamiento alrededor de la construcción simbólica y material de estas viviendas.
Por otra parte, Pilar refleja otro sector de la sociedad, ella es profesora de preescolar y dentro de su vivienda tiene una guardería para las niñas y niños de su comunidad. A diferencia de la casa de Nancy, la de Pilar es arrendada, comparte el hogar con su esposo, sus dos hijos y los niños que vienen al jardín. Pilar es una lideresa del barrio, siempre trabajando por constituir una red de cuidados y apoyos para todos los miembros de la comunidad, en especial para los niños que viven en esa zona, a quienes apoya en las tardes con ayudas académicas, atendiendo a las prácticas de cuidado de las que hemos hablado anteriormente.
“Pensar en una casa cuyos cimientos son el quehacer de su ama. La idea de casa que Pilar les enseña a los niños desde el amor y la manera en que se construyen estos conceptos, todo ocurre sobre las mesas plásticas blancas de patas amarillas que, así no combinen, hacen juego con las sillas plásticas blancas, azules, rosadas y rojas” (Henao 2020).
Lo anterior, se ve reflejado en la serigrafía “Casas sobre Cosas 2”, donde vemos una mesa rimax sosteniendo la casa de Pilar, como Pilar sostiene la vida de los infantes que acuden a su guardería, visibilizando la importancia de dicho acompañamiento y el poco reconocimiento que le damos a esa notable labor.
¿Qué hace a una casa?
La casa como lugar de la existencia, como refugio; una suerte de extensión del territorio que nos apropiamos para darle lugar a lo íntimo, a lo personal. A partir del registro audiovisual de las casas de Nancy y Pilar, Daniela reconstruye los gestos compartidos que se dan al interior de estos hogares y nos aboca a mirar a través del lente, lo que ocurre adentro y afuera, entrelazando las capas de la vida cotidiana de estas dos mujeres que simultáneamente habitan en estos espacios.
Y es que las condiciones estéticas del lugar responde a los intereses y decisiones de sus habitantes; en la casa de Nancy la disposición de todos los elementos se presentan como una especie de collage del que emergen historias y recuerdos, como lo relata Daniela en su primer encuentro con este espacio: “Yo entre a la casa y era increíble, imagínate una fachada de madera pintada de rosado con muchas matas, con muchas plantas y adentro un espacio tal vez de 7×7 metros, pero ahí ella tenía: una sala con una pecera, tenía fotos en las paredes de los grados de sus hijos y de sus grados de bachiller, había dos habitaciones, visualmente era impresionante, porque era ver un montón de objetos acomodados en una casa muy pequeña y de madera, con el techo entre latas y plásticos, pero tenía cosas colgando, cuadros en las paredes y una biblioteca y todas las instalaciones eléctricas por extensiones porque no había paredes para tener enchufes.”
Por su parte la casa de Pilar, responde a las necesidades cronológicas de sus prácticas cotidianas, transformándose continuamente en una casa distinta; “la sala a las 7 de la mañana que llegan los niños está con las sillas en círculo, luego a las 10 am que van a comer son tres mesas con sillas alrededor y bueno, (el comedor y la silla de adultos de la casa están en un rincón), cuando se van los niños, el comedor se corre para que la gente lo use y además de todos estos movimientos espaciales de los objetos, la experiencia era diferente según los horarios y los días en que se visitaba” recuerda Daniela.
Al interior de estas casas encontramos afecto, diversas formas de cuidar, de amorar a sus habitantes; cocinar, dibujar, organizar, acompañar, enseñar, compartir, son algunas de las acciones sobre las que Daniela posa su mirada, entendiendo estas labores como esenciales y transcendentales para la formación de individuo en su condición existencial.
La obra de Daniela aborda diferentes dispositivos de creación, la poesía es uno de ellos; en las “Imágenes de las que no tengo fotos” a partir de una serie de relatos, Daniela nos invita a imaginar a partir de la palabra y el recuerdo, situaciones que hablan de las relaciones que se tejen con otros habitantes, fortaleciendo los lazos de solidaridad entre toda la comunidad, pues lo que hace a estas casas es lo que acontece dentro de ellas, el convivir y sobrevivir a pesar de todo.
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Este proyecto es un homenaje a todas las mujeres que diariamente ejercen su lucha desde el interior de sus hogares, entregando su tiempo al cuidado de la vida, pues como lo menciona Daniela; “Me ha hecho pensarme diferente como mujer… valoro todas estas labores de cuidado y todas las implicaciones que tiene el trabajo doméstico en las personas, pienso que también he desarrollado mi conciencia social, en cómo viven las personas, cómo influyen las decisiones que uno toma, la manera como habita la ciudad en otras personas, también un respeto muy grande por las personas que se dedican a cuidar y a formar a otras personas, por las madres comunitarias, las profesoras de preescolar, por todas esas mujeres que todo el tiempo están sosteniendo la vida realmente.”
FICHA TÉCNICA / Título: “¿Qué hace a una casa?”. Artista: Daniela Henao. Formato: Video Instalación y Libro Ilustrado, Ilustración digital e Impresión en Serigrafía. País: Colombia. Año: 2020
